No cabe duda de que no hay que forzar a las palabras, ni a las sensaciones, colores, movimiento o inspiración. Es cuestión de si eres sensible, la inspiración llegará a ti cuando menos lo esperes de la manera en la que menos la esperes.
Ha pasado ya un tiempo desde mi última entrada, no es un sitio visitado, pero aquí es donde puedo hablar conmigo, registrar mis pensamientos y la evolución de mi persona.
Así mismo, el curso natural de las cosas nos transforma día a día, enseñándonos que es mejor dejar ir que aferrarse, bueno, sigue siendo uno de mis puntos débiles. No se cuál es el momento preciso de dejar ir ya que todo lo dejo ir como si nada, tal vez necesite aprender a aferrarme un poco más, tal vez por eso sea que no puedo terminar lo que empiezo, quiero la manera fácil y cómoda, sin haberme sacrificado. Tan lejos de la satisfacción que brinda el hacer algo por nuestra persona.
Después de mucho tiempo, he podido agudizar mis sentidos, para identificar situaciones, y sé que algo que había vivido está a punto de volver a pasar sólo que esta vez son A en vez de B.
El tiempo corre, ahora sí siento la presión de la vida persiguiéndome, he despertado a la bestia y va tras de mi a toda carga. Esta vez tengo que voltear, pensar rápido, esquivar y responder, pero, ¿Cómo? No conozco la palabra luchar, prefiero dejar ir, que me embista, para caer y levantarme de nuevo, empezar con el círculo vicioso que parece condena. Todo este tiempo me ha servido para prepararme para permanecer de pie.
No hay marcha atrás, ya no queda otra oportunidad, este es el punto crítico, el momento decisivo. Tengo que identificar qué es lo que hice mal, tengo que identificarme como enemigo para poder actuar, ha llegado el momento, una batalla importante: Yo contra Yo.